Movilizados por el estallido del conflicto social a fines de 2019, un grupo de exalumnos y académicos ligados a la escuela de negocios de formación para directivos (ESE) de la Universidad de los Andes, propició las bases del nuevo Centro para el Desarrollo de Iniciativas Sociales (CEDIS) que el martes comenzará a funcionar oficialmente.
“Después de los eventos del 18 de octubre muchos de los exalumnos se nos acercaron”, comenta el director de la entidad, Rafael Mies. La preocupación que rondaba en ese momento dio origen a que la universidad se decidera a crear un centro -diferente a los ocho existentes que trabaje directamente con las organizaciones de la sociedad civil y sin fines de lucro.
Así, y bajo la lógica de que las fundaciones “vayan a la universidad”, se definió que el rol de CEDIS será el de ser un “articulador”.
“No queremos que simplemente reciban un informe, queremos que vayan, que tengan contactos unos con otros, que sea una cosa muy viva”. En el fondo, “que no sea simplemente un centro de pensamiento”, asevera Mies.
– ¿Cuál fue el diagnóstico que los llevó a esto?
– Desde el 18 de octubre en adelante básicamente preguntamos, primero, qué es lo que realmente hace falta en Chile, porque ya en otras universidades e institutos se han dedicado mucho a temas de filantropía y de políticas públicas. Las respuestas de la mayoría fueron que en realidad, si bien en el país hay muchas iniciativas, existe muy poca coordinación entre ellas. Se conocen poco, hay muy poca colaboración publico-privada e, incluso, hay muy poca contribución entre las mismas fundaciones.
Entonces, lo que realmente falta es un lugar que pueda reunir a todas estas iniciativas para que puedan mostrar las mejores prácticas y generar capacidades, pero usando lo que hay. Eso fue la base.
– ¿A qué se refiere con “usando lo que hay”?
– Es que en Chile hay muchas iniciativas que están poco coordinadas, poco articuladas y hay muy poca
colaboración. Realmente hay escasa cooperación entre las iniciativas privadas, empresariales, de las mismas organizaciones sin fines de lucro y, claramente, el ESE puede ser un gran articulador.
“Evaluar impacto”
Con un grupo de asociados de 20 fundaciones -en donde destaca la participación de la Comunidad de
Organizaciones Solidarias (COS)-, la iniciativa trabajará de la mano de JPMorgan Foundation para traspasar las mejores prácticas en el quehacer de las fundaciones. “Son tan distintas entre ellas que no es llegar y decir: esto es lo que les falta a las fundaciones”, advierte el economista doctorado en Universidad de Navarra.
-¿Cuál será el trabajo?
– Lo que descubrimos mirando experiencias en Estados Unidos es que dentro de las fundaciones no hay un problema de profesionalización, es un problema de capacidades. Todo el mundo -por ejemplo en las organizaciones más profesionales en Chile- necesitan generar capacidades como la de diálogo, la de actuar en el mundo público u otras de formación básica como la capacidad de levantar fondos.
El gran concepto no es profesionalización, sino que es generar capacidades.
– ¿Esto lo abordarán en relación a la evaluación de impacto de las iniciativas? Es un tema a nivel país cómo evaluar sistemáticamente los programas de políticas públicas para asegurar efectividad.
– Así es, por eso menciono la alianza con JPMorgan, porque es lo que nos va a permitir tener las mejores
herramientas para evaluar el impacto de cada una de estas iniciativas sociales en lo que están buscando.
Evaluar el impacto es un tema muy relevante para nosotros (…) porque la falta de instrumentos es lo que genera desconfianza para poder apoyar iniciativas sociales. Hay un montón de experiencias de otros países que nosotros queremos traer a Chile para que las organizaciones tengan instrumentos simples y diversos para poder medir su impacto. Es distinto evaluar una gran fundación – como, por ejemplo, una asociada a una minera-, que evaluar el impacto de una organización comunitaria. Lo importante es entender que el instrumento de medición sea adecuado a lo que estás midiendo.
Sobre lo que ya existe.
Durante este año impartirán dos seminarios -adicionales al evento de lanzamiento-, en cuyo marco abordarán la sostenibilidad de los recursos naturales y la cohesión social desde “la sociedad civil como actor en la reparación del tejido”.
En marzo comenzarán con un programa regular dirigido a las fundaciones para que puedan mejorar sus
capacidades y herramientas de evaluación de impacto. El financiamiento para ellas, explica Mies, tiene el supuesto de que sea todo “a través de becas para que nadie quede afuera por temas económicos”. La idea, agrega es tener las puertas abiertas sin ningún tipo de exclusión y convocar a la mayor cantidad de personas posible. El sello distintivo, recalca, es que el CEDIS trabajará codo a codo con las organizaciones de la sociedad civil para ayudarlas sobre la base de lo que ya existe.
Seminarios, talleres, encuentros, conversatorios, todo lo que implique interacción será pieza clave en el proyecto:
“Eso generará más diálogo y que las fundaciones puedan ayudarse entre ellas”, expresa